Encontré mi vereda del Sol a las 9:00 am. |
"Hola, qué tal?", tu sonrisa y perdí por goleada.
Te apoderaste al instante de mi ocio
Y al fin y al cabo, pude entender que hiciste negocio.
Una ráfaga de balas seductoras
No lograban vulnerar una coraza idiota
Y con mi seguridad ya en la miseria,
Fuimos por un café, juntos, los 3: vos, yo y tu histeria.
Sin mucho más que hablar, nos despedimos.
Comprobé que ya era inútil extender ese partido.
Colgué los timbo y bajé la persiana,
sin embargo, tu autoestima cascoteó mi ventanta.
Sugerías necesitar mi delirio.
Para ganar espacio, me mostré cual tipo tibio.
Empezó a inquietarte mi nueva conducta,
pero caí derrotada por tus brotes de astucia.
Quién dijo que no se puede combinar
inconstancia, inconciencia y lealtad?
Que es imposible dar un paseo
un día a tu cielo, un día a mi infierno?
No hay comentarios:
Publicar un comentario